Desde luego llega el momento de la reflexión. Antes de nada decir que llegar a semifinales es un magnífico resultado sobre todo viendo como se ha ido desarrollando el torneo. Basta observar que una selección con la que nadie contaba como es Suiza se ha colado en la final, gracias a una buena gestión el entusiasmo (supongo que conseguida gracias a pactar PIC en un grupo mucho más sencillo que el nuestro). Pero esas son las cosas del juego. Otras veces el desarrollo de la competición nos ha favorecido. En esta ocasión no.
En relación al tema de los exteriores siendo objetivo este año cuando menos nos hemos estancado (atendiendo a las calificaciones en ataque exterior) por lo que hemos perdido uno de nuestras grandes armas que era un temible correr y lanzar que todas las selecciones temían. Quizá hubo un error de previsión esperando que los jugadores de potenciales altos estuvieran listos esta temporada, quizá los managers no estuvieron a la altura esperada con el tema de las formas, quizá no tenemos suficientemente preparado el cambio generacional. No se cual o cuales han sido las causas pero es cierto que este año hemos bajado un poco en nuestro rendimiento. Y eso es lo que se debería analizar con calma. Al final si analizamos los números han sido jugadores como Quijano, Villafáfila o Valmayor (el poco tiempo que las formas le han permitido jugar) los que han sacado las castañas del fuego a la selección en muchos partidos y todos ellos son allstar.
Está claro que cualquiera de los que aquí opinamos, de estar en el cargo habría cambiado jugadores, pero creo que al final el resultado no habría variado mucho. Lo que es cierto es que ahora toca periodo de reflexión, porque tengo la impresión que o enganchamos el tren de las grandes potencias de BB (y nosotros lo somos) o podemos pasar un periodo de cierta oscuridad durante varias temporadas.
Creo que por dentro estamos consiguiendo jugadores muy competitivos pero tenemos el problema de sus desorbitados sueldos que hace que sean insostenibles para muchos managers, mientras que por fuera deberíamos recuperar de alguna forma ese esplendor que tuvimos y que, al menos esta temporada, parece que hemos oscurecido un poco.
Y ahora a pensar en la incómoda y siempre peligrosa repesca.
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