Las pocas veces en las que el motor ha repartido proporcionalmente los aciertos y los fallos, a ritmos razonables, efectivamente he disfrutado de los directos, pasando, por supuesto, de los ridículos comentarios del live. Pero cuando se acumulan, uno tras otro, partidos en los que se reparten períodos de 4 a 7 minutos seguidos sin anotación alguna en más de un cuarto y, por contra, como hoy, el rival enchufa parciales de 6 o 7 ataques consecutivos con acierto final, ¡y con cuatro triples consecutivos! de la emoción se pasa al cabreo. Y yo, sinceramente, prefiero la emoción de otros directos que reparten los tiempos muchos más acordes con la realidad o, cuando menos, mucho más entretenidos. Hay muchas formas de programar un desarrollo de un partido para llegar a un resultado final de, digamos, 20 puntos de diferencia. El problema es que en la programación del motor de BB se ha optado, al parecer, por la pura aleatoriedad en el reparto de esos tiempos.
Son muy habituales, por ejemplo, en mi equipo los ataques que acaban en fallo y rebote ofensivo fallado hasta cuatro y cinco veces consecutivas. Incluso he llegado a contabilizar, en un partido, seis rebotes ofensivos consecutivos fallados con mates a dos manos. Es algo ridículo hasta decir basta.
Si sigues un directo de un juego tan simple como el IBM sabrás a qué me refiero. ¿Tan difícil es programar un desarrollo así?
Y con mucha menos palabrería que leer.
¿Por qué sigo en BB? Creo haberlo explicado con claridad.